La forma en que se resolvió la convocatoria publicada por Morena para encuestar a quien resultó su precandidata única generó una importante cobertura periodística local y nacional.
Quedó de manifiesto que la ex superdelegada y su estrategia para conseguir el fin de imponerse a sus competidores, se valió de actos en su mayoría al margen de la legalidad, generando un interés extraordinario debido a un creciente número de denuncias ante la Fiscalía General de la República (FGR) por irregularidades en el manejo de los programas federales.
Un análisis de dicha cobertura mediática describe la soledad en que Lorena Cuéllar Cisneros habrá de remontar sus propios métodos, y el daño que estos causaron a la hegemonía del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en Tlaxcala.
Del espionaje a la intimidación, y del silencio ante la cascada de denuncias, constan decenas de notas informativas y análisis, señalando a Tlaxcala como un caso particular de operación cupular y engaño a la militancia, pues hasta el momento no se han mostrado resultados y metodología de dicha encuesta.
Ha sido un ejercicio útil porque la diputada federal del Partido Encuentro Social (PES) con licencia aquilató el notable rechazo de militantes y simpatizantes a una causa que creció hasta donde se lo permitieron sus acciones y desde hace tiempo es clara su camino en picada.
Dicha cobertura atribuye a los actos de corrupción y al mutismo ante las denuncias asumidos por Lorena Cuéllar, la vulnerabilidad de un proyecto destructivo al interior de Morena, pues con esta práctica de dedazo se ha caído en los escenarios que tanto criticaron los verdaderos militantes del Movimiento.
